No he visto en ningún lugar persona más feliz que el ebrio
pero, que es el ebrio quizá aquel personaje que escapa de la realidad, porque
la realidad es dura, la realidad es difícil de sobrellevar, no hay nada bueno
en la realidad y en realidad todos
queremos escapar de la misma, quizá inventamos tantas cosas para adormecer
nuestros sentidos, quizá es aquello a lo que algún filosofo se refería en
encontrar un sentido propio a la vida que de por si carece del mismo. Esto lo
vemos en el filósofo que intenta escapar de la vida pensando en todo aquello
que nos sobrepasa y que quizá no tiene respuesta, buscando refugio en todo lo
inexplicable para no tener que explicar o participar activamente en la vida
cotidiana.
Lo vemos en el religioso que tiene su esperanza y sentido de
la vida en algo que está más allá del mundo físico y que atribuye todo a las
fuerzas místicas que escapan quizá a la realidad, el empresario, el político,
el economista que han inventado el poder y el dinero como fuente ilusoria de
felicidad, todos buscamos eso que nos haga feliz. El viajero y el desocupado no
escapan de crear ilusiones de libertad en lo que hacen. Al final todos buscamos
eso que transforme las sombras grises de la realidad en una esplendorosa luz
que ilumine nuestro camino, pero que camino es ese; el camino de la vida el
cual solo tiene un único e inevitable destino
que tristemente llamamos muerte.
La lucidez no trae consigo más que angustia, angustia por
vivir, angustia por el mañana, pues no
sabemos el futuro, estamos esperanzados en sucesos que ocurrirán,
esperanzados que podrán aplacar la angustia y llenarnos de
felicidad, el no saber si ocurrirán esos hechos aun traen más angustia y al
final solo sabemos de un hecho que nos traerá el futuro un único e inevitable
destino que tristemente llamamos muerte.
La claridad de mente hace querer colocar una máscara para
sobrellevar la vida en este teatro, en el cual mostramos únicamente aquello que
conocemos de nosotros mismos que nos es agradable mostrar, esa claridad nos
hace crear reglas sin sentido para darle sentido al mundo, ¡un absurdo!. Como
absurda es la existencia, absurdo es el buscar la verdad en la hipocresía,
absurdo es querer encontrar la realidad en las mentiras que diariamente construimos, día tras día, tras día, hasta la
hora final.
Por eso no concibo a nadie más feliz que el ebrio y probablemente
es el más sabio de los seres pensantes sobre la faz de la tierra. No se
preocupa por nada más que beber y su único fin es perder el sentido, enmascarar
sus emociones tras una niebla que por un momento le desconecta de la fría realidad
para llevarlo a un lugar cálido y apacible donde se encuentra consigo mismo por
un segundo y logra por un momento pensar en el vacío, ese vacío que no
significa nada pues es la nada y al encontrar la nada encuentra también la paz
y la felicidad que da el no entender y al mismo tiempo comprenderlo todo aunque
sea por unos momentos.
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