Esta historia inicia en la estación Termini de roma, afortunadamente no nos
hospedábamos muy lejos, por lo que nos levantamos a una hora razonable. La hora
razonable es cerca de las ocho de la mañana, pues en esta época del año en
Europa el sol sale más o menos a esta hora. Caminamos un par de cuadras pues
previamente, vía internet habíamos comprado nuestros boletos. En este punto del
viaje, mis amigos y yo nos separaríamos. Uno se dirigiría a Venecia, abordando
el tren en esta estación, otro, abordaría el tren hacia el aeropuerto Fiumicino
“Leonardo Da Vinci” con destino a Polonia. Teníamos aproximadamente cuatro días
de haber llegado, estos días fueron fabulosos pues visitamos los distintos
lugares interesantes en roma que son muchos. Llegamos al aeropuerto Ciampino
desde Madrid vía una aerolínea de bajo coste, que sin embargo nos trató muy
bien.
Algo importante a mencionar es que ambos aeropuertos están
en las afueras de la ciudad y están aproximadamente a veinte minutos del centro
de roma vía tren. Los cuales funcionan
aproximadamente entre 7 a 20 horas. Por
lo que traslados muy temprano o bien muy tarde deben hacerse vía taxi, los
cuales en los últimos años se han regulado en cuanto a tarifas para evitar,
estafas a turistas.
En fin llegamos temprano a la estación de tren y buscamos un
lugar para desayunar. Luego de esperar unos minutos, llego la hora de
despedirnos aunque sabíamos que en cuatro días nos encontraríamos de nuevo en
Praga. Me dirigí hacia el tren que me correspondía, el cual era de alta
velocidad y quizá de los más modernos en Italia, luego de pasar por la
seguridad me dirigí a mi asiento. El boleto era muy barato y cuando llegue, me
mostré un poco escéptico, veía mi boleto y el número del asiento, pensando si
en verdad era este, pues me parecía demasiado lujoso por el precio cancelado. Revise varias veces que me encontraba en el
vagón, y asiento correcto, pero aun con
el boleto en la mano, me acomode esperando que el revisor de ticket me
acomodara en mi asiento correcto, luego de unos minutos un personaje supongo de
nacionalidad italiana muy bien vestido se acomodó frente a mí, lo que me hizo
de nuevo pensar si en verdad estaba en el lugar correcto. Luego de unos minutos
el tren inicio el viaje, yo aún pensativo y nervioso de no estar en el asiento
correcto. El tren llegaba a cerca de 250 kilómetros por hora, cuando el revisor de tickets paso comprobó
que era mi asiento correcto por lo que seguí muy tranquilo.
Mi destino final era Pompeya una ciudad antiquísima,
relativamente descubierta hace poco y la
cual se creía que era un mito. Debía hacer cerca de dos transbordos de tren
antes de llegar y no tenía más de diez minutos en la mayoría de los casos. Algo
que me sorprendió de Italia es la
puntualidad de los trenes. Corrí para llegar, pero afortunadamente no
perdí, ninguno, por supuesto con la ayuda de “biglieteros” como amistosamente
me refería a las personas que revisaban los boletos. Ya que cuando ellos
revisaban mi boleto, en un idioma entre italiano y español me daban
instrucciones para abordar el siguiente tren.
Luego de salir del tren de alta velocidad, me dirigí hacia
el tren nacional, el cual no era tan lujoso, ni tan rápido pero se veía
aceptable. Y luego aborde el trans-vesubiano, el cual si en verdad se veía muy
antiguo, con grafitis y quizá un poco descuidado, pero dejando a un lado el
aspecto del tren, la ruta era espectacular, rodeando el monte Vesubio, y pasando por la costa Amalfi unos hermosos
acantilados que me dejaron asombrado. Después de una hora, llegue a Pompeya,
descendí en la estación y me dirigí,
guiado por google maps hacia la zona de excavación.
Tenía pensado únicamente visitar Pompeya y el monte Vesubio
en dos días, pero al estar en la ciudad de Pompeya, unas chicas en la calle,
que eran de una pequeña agencia turística, me comentaron que en un solo día
podía hacer ambas cosas ya que por 20 euros, me ofrecían llevarme al monte
Vesubio en un par de horas, y me quedaba un día extra para ir a Nápoles. Me
dieron un pequeño mapa donde, se indicaban los lugares más importantes a ver en
la excavación de Pompeya y que a las tres de la tarde debía estar en la
oficina, para abordar el bus, hacia el monte Vesubio, me ofrecieron también un
lugar para dejar mi mochila, ya que como buen mochilero la llevaba en hombros.
Cómodo, me dirigí hacia la zona de excavación la cual estaba solamente unas cuadras
adelante. En la entrada pude observar ya
algunos modelos de personas que quedaron inertes ante el embate del evento piro
plástico creado por el Vesubio. El primero lugar a visitar fue el anfiteatro el cual estaba magníficamente
conservado, y en el interior una exhibición de un grupo de rock que años antes
había hecho un evento en ese lugar.
Luego visite las casas de los personajes más importantes que habitaron Pompeya,
los cuales, tenían tanto dinero que en lugar de pintar las paredes de sus casas
en colores planos, contrataban pintores que creaban frescos, adornando de una
forma hermosa las paredes. En estas casas también pude observar, hermosos
jardines, con fuentes y piscinas impresionantes para esta época. Luego por la
calzada principal me conduje por las distintas calles de miles de años de
antigüedad, pensando cómo se vivía allí y asombrándome en cada paso que daba,
observando estatuas, calles y edificios.
La siguiente parada fue el Lupanar, el cual es un lugar, totalmente
ajeno a la cultura occidental. Ya que en este lugar los aristócratas y adinerado, contrataban
servicios sexuales, me llama mucho la atención puesto que estaba adornado muy
bien, en este lugar me indicaron que debía tomar fotos sin flash, ya que este
daña a los frescos de las paredes. Visite así mismo los baños y públicos, el
teatro y el foro el cual era espectacular con hermosas estatuas, las cuales si
bien no eran tan grandes como las vistas en roma, eran hermosas por el paisaje
presentado por la ciudad de Pompeya.
Dentro de la zona de excavación había una pequeña tienda
donde compre algo para almorzar un sándwich, unas papalinas y una botella de
agua pura. Luego de dar un último vistazo a esta hermosa ciudad, fui corriendo a la salida, pues se acercaba
la hora que el bus pasaría por mí, en dirección hacia la cima del monte
Vesubio, haciendo énfasis en que era el último que salía este día, si lo perdía
debía esperar hasta el siguiente y yo me hospedaba en san Ángelo
aproximadamente a una hora de Pompeya siguiendo el trans-vesubiano. Llegue a tiempo, tome mi maleta pues, me quedaría de camino de regreso, ya que no
necesitaba llegar al lugar de donde partí, para abordar mi tren hacia el
siguiente destino, fuimos por
aproximadamente 30 minutos en las carreteras impecables italianas, pasando por
pequeños pueblos, haciendo de este trayecto, totalmente agradable, de repente
la carretera se terminó y el chofer en italiano nos indicó que a partir de este
punto deberíamos caminar. Deje mi mochila en el bus, además de mi persona, en
el bus iban dos personas más una chica australiana y un joven inglés.
Ascendimos por aproximadamente una hora hasta llegar a la cima.
Al llegar al punto más alto del monte Vesubio, las vistas
eran espectaculares, Nápoles, Pompeya y otras ciudades italianas se veían de
forma espectacular así como el cráter, luego de unos minutos quizá treinta o un
poco más, las autoridades italianas nos indicaron que el parque estaba a punto
de cerrar por lo que debíamos empezar a descender. A lo cual obedecimos
inmediatamente. Al llegar de nuevo hasta donde se encontraba nuestro bus,
ingresamos a una pequeña tienda, donde comimos un sándwich y tomamos una
gaseosa fría. Acompañando al chofer del bus quien estaba quizá almorzando y en
una charla jovial con el dueño de la tienda.
Regresamos a la ciudad de Pompeya, donde le chofer amablemente me indico
donde debía abordar mi tren hacia mi siguiente destino.
Por supuesto que el piloto me dejo muy cerca de la estación
del tren, pero yo con mi poca comprensión de italiano me perdí un poco, solo
luego de unas preguntas y consultas a google maps (había bajado los mapas sin
conexión previamente) logré localizarlo,
luego de comprar mi boleto por dos euros. Y unos 45 minutos de viaje
llegue a la estación cerca de San Ángelo, donde se encontraba mi Hostal,
supongo que por la época del año, no
había mucha gente y me colocaron en una mejor habitación, el camino de la
estación del tren hacia el hostal fue muy agradable, pequeños callejones que
sin embargo se sentían muy seguros, quizá por ser extranjero, es un efecto que
sucede en el cerebro de falsa seguridad. En fin, me registre en el hotel,
utilice las computadoras para hacer unos pagos y utilizando el tren me dirigí
hacia Sorrento. El cual es por decirlo así
el pueblo más importante de la región, camine por las calles importantes y cené
en un lugar que me pareció muy regional, luego de esto me dirigí hacia el
parque principal, donde casi me quedo encerrado, si no es que me percato que el
policía estaba cerrando y salgo corriendo a toda velocidad.
Era ya muy tarde
cuando decidí regresar a mi hostal, así que camine desde Sorrento hacia San
Ángelo, me pareció curioso que había motos estacionadas en la calle, algo quizá
impensable en mi país. Otra cosa que me
pareció interesante fueron las pequeñas tiendas, donde había barricas de vino y
la gente llegaba con sus contenedores, llenándolos. Pase por lugares oscuros y
otros donde la calle se reducía, pero
llegue a mi hostal, sano, salvo y feliz.
El siguiente día me levante muy temprano fui a la playa
donde a pesar del frio, me metí al mar para poder decir que efectivamente
estuve ya en las aguas del mar mediterráneo.
Regrese al hostal me prepare y partí hacia Nápoles. El viaje se me hizo largo pero agradable,
observando la cultura italiana, estudiantes, amas de casa, ancianos que
viajaban, charlaban y vivían en una forma tranquila y peculiar. Luego de muchas estaciones llegue a la
estación central de Nápoles, donde una chica muy guapa y muy atenta me indico que
debía bajar. El tren estaba algo saturado y costo un poco pero lo logre.
Uno de mis objetivos de estar en Nápoles era visitar el
estadio del Napoli, así que ayudado por google maps me dirigí hacia el estadio, el cual está en
una zona no muy bonita de la ciudad. Luego de abordar el metro y bajarme en la
estación donde debía transbordar, me di cuenta que la línea del metro, la cual
debía abordar estaba cerrada. Por lo que tenía dos opciones, regresar o bien ir
caminando, Ok, también pude haber tomado un taxi pero no tenía tanto dinero.
Así que decidí caminar, tenía tiempo, mi tren salía de Nápoles hasta las 5 de
la tarde y apenas eran las 11 de la mañana, pase por debajo de un túnel de
varios kilómetros de largo, supongo que encima de la colina estaba el castillo
de Nápoles, el cual ignore por visitar el lugar donde jugo y triunfo“El Diego”.
Llegue al estadio, el cual me pareció sencillo. Pedí permiso al guardián para entrar, quien
amablemente, me dijo que lo hiciera con confianza, por supuesto en italiano por
lo que comprendí muy poco. Disfrute mi estancia en el estadio, luego de unos
minutos, me dirigí, hacia la salida, busque un lugar donde comer pizza
napolitana, la cual me pareció exquisita, después de la caminata larga que
había hecho. Bueno me tocaba una nueva caminata para regresar hacia la estación
de metro que me llevaría a la estación de tren, con rumbo a Roma, donde
abordaría el avión hacia Praga. Volví a
pasar por el túnel. Aun me pregunto si era ilegal hacerlo. Pero en fin ningún
policía se me acerco, pase por la costa y disfrute de las rocas a las orillas
de la playa. Llegue a la zona de Nápoles cerca del castillo donde era un poco
más bonito que la zona cercana al estadio.
Allí se encontraba la estación de metro. Luego de comprar mi ticket aborde
el metro, un poco cansado y luego de pasar por bellos jardines, con el paisaje del mar a mi derecha todo el
tiempo.
Llegue un poco temprano a la estación del tren, por lo que
decidí, adentrarme en esa parte de la ciudad de Nápoles. En general me pareció
aún más desordenada, con muchos grafitis y muchos inmigrantes africanos,
vendiendo artilugios, otros personajes quizá italianos, ofreciéndome productos
y en general no tan limpio como otras partes de la ciudad, algo desordenado.
Llego el tiempo de abordar el tren regional, el cual era muy distinto al tren
de alta velocidad en el que llegue. Se tardó cerca de tres horas para llegar a
Roma, luego de parar por muchas estaciones
y la aventura termino en la estación Termini, en el mismo lugar donde
inicio.
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