Es
difícil pensar en mis días, existen tantas distracciones que se dificulta
concentrarse en lo que representa el ser. Vivo en la era digital una era en la
cual la televisión, los videojuegos, la radio, Facebook, Instagram, Twitter, nos
distraen de lo primordial, pero ¿qué es lo primordial?, es una pregunta
interesante pensar si existe algo primordial, la historia me indica que a
través de los siglos, el ser humano se ha preguntado muchas cosas como el
sentido de la vida o si existe algo más allá de la misma, en mis días, nuestras
ideas están formadas por aquellos que en general han propuesto un absurdo a las
acciones de la vida.
Me
explico, al final encontramos que no importa mucho si somos religiosos o ateos,
si somos creyentes en un ser superior o agnósticos que simplemente no están
seguros de una cosa o la otra. Lo que importa es la vida y como la vivimos, por
supuesto que no soy crítico de aquellos que creen o tienen una esperanza en una
vida más allá de la vida, en lo personal difiero en cuanto a sus pensamientos y
en cuanto a sus afirmaciones, pero me atrapa, me interesa, como han llegado a
estas conclusiones y como el mismo pensamiento del hombre de hace miles de años
aún se encuentra perenne en ellos.
Luego
de miles de años de evolución nos encontramos en un punto de la historia de la
humanidad, en la cual en menos de cincuenta años pasamos de ordenadores de
varios metros cuadrados a procesadores que miden nanómetros. En lo personal
pienso que es un salto exponencial que ha superado por mucho a la evolución
natural, y por lo tanto tenemos a un hombre que ni si quiera ha llegado al “übermensch” descrito por Nietzsche,
pero con tecnología que lo sobrepasa en todos los aspectos de su vida. Esto le
complica la vida, le es molesto, pues rompe con la naturaleza, con la
normalidad de lo que estamos
acostumbrados.
Le
tomo cientos de miles de años al ser humano pasar de una raza que apenas
conocía el fuego a conocer la escritura, pero en menos de la mitad de un siglo
nos hemos convertido en una raza capaz de hacer predicciones utilizando el
análisis de datos e inteligencia artificial.
Esta
desmedida aceleración en el avance tecnológico, desde mi punto de vista ha
causado un desbalance en la percepción del ser humano, una disrupción entre
generaciones. Esta disrupción inclusive
es evidente más allá del factor tiempo y afecta a las regiones, mientras
algunas personas son capaces de programar sistemas con la habilidad analizar
terabytes de datos, construir edificios altísimos, colocar un automóvil en el
espacio, etc. Otros están preocupados por conseguir
alimento o bebida, para continuar con su existencia. Esto genera en la
civilización diferencias remarcables, que crean una brecha, diferentes
realidades totalmente incompatibles.
No
somos capaces de comprender al otro, que vive en una región distinta, que ha
nacido en un tiempo diferente al nuestro, o que simplemente no ha tenido la
misma suerte, el hombre digital, es individualista, busca sus propios
intereses, publica en redes sociales aquello
que le es conveniente, que le muestra como exitoso, aquello que él cree
le resalta entre la multitud.
El
hombre digital surge de la posmodernidad,
esta a su vez surge de la
modernidad, en donde el hombre, duda del concepto de Dios, colocando sobre los
hombros del ser humano, la responsabilidad
de describir y justificar la existencia.
Para luego decepcionarse en la posmodernidad, pues, nos hemos dado
cuenta que no existe razón para existir, más allá de las razones individuales,
las cuales son importantes, ya que nos permiten tener una vida de calidad, en
la cual nos es permitido disfrutar de esos logros o compañía que es esencial a
la existencia, pero no logran satisfacer nuestra existencia.
Por lo
que el hombre digital pone su esperanza en la tecnología, ha nacido utilizando
su artefacto telefónico, normalizándolo y estableciéndolo como esencial en su
vida, quizá no logra concebir una existencia sin comunicación, estableciendo
sus aplicaciones como elementos esenciales para el ser humano. Recuerdo una
anécdota en la cual conversaba con un amigo que superaba los cincuenta años,
sobre una experiencia de vida, en la cual me comentaba que había sido copado
por elementos de la milicia nacional, acusado de haber infringidos alguna ley,
en una zona alejada de la ciudad.
Reaccione
de manera natural diciendo –“¿Por qué no simplemente llamó a su familia? A lo
que el respondió, - No existía la comunicación celular, esperé una noche entera
antes de comunicarme. Esto me dejo
pensativo y perplejo, pues yo, me crie en un tiempo en el cual la comunicación era
prácticamente ilimitada, quizá no bastaba más de unos cuantos minutos para
poder hablar con un familiar. Estaba imposibilitado para entenderlo, no podía
empatizar con aquella anécdota que me resultaba ajena.
Vivimos
en la era digital, un espacio en el tiempo donde confiamos en la tecnología,
ponemos nuestras esperanzas en ella, vemos obras de ciencia ficción que nos
relatan como la ciencia y la tecnología, algún día llega a resolver nuestros
problemas (creando otros) pero siendo un
faro que produce esperanza, indicando un lugar al cual debemos llegar.
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